domingo, 31 de marzo de 2013

Lavadero Roberto (parte II)


La semana pasada nos adentramos en el Lavadero Roberto, causante de uno de los mayores desastres ecológicos en el Mediterraneo. Hoy nos dedicamos a la segunda parte del reportaje.

Desde 1957 que se abrió el lavadero, propiedad de Peñarroya, se plantea arrojar los estériles de sus lavaderos al mar. Solicita dos veces el permiso para deshacerse de esos vertidos, lo que le fue denegado en dos ocasiones, pero las autoridades cambiaron de opinión. Le permitieron a Peñarroya tirar los vertidos al mar pero con ciertas condiciones (las cuales no cumplió): la primera de ellas era que los vertidos se harían por una tubería submarina, al menos a 400 metros de la costa; la segunda condición es que esto seria una solución temporal (máximo 5 años); la tercera fue que se tenia que indemnizar a los pescadores y por último, que no se aumentaría el número de lavaderos. También decían que si se demostraban los daños al medioambiente los vertidos serian paralizados.

Evidentemente todas estas medidas nunca fueron cumplidas, y ¿porqué  nadie se hizo cargo de este desastre?. 25 años llevan los habitantes de esta pequeña bahía preguntándose esta cuestión. Ninguna administración pública ha obligado nunca a nadie a reparar este desastre.


Como dato curioso, el ministro encargado de dar la autorización para verter los residuos, años después formo parte de la junta de Peñarroya.

Esta era la antigua entrada principal, por la cual accedían los trabajadores. 


En estas paredes se encontraban unos grandes silos, ya desaparecidos.




Uno de los tantos vestuarios que nos encontramos en la zona.




Otra vista de la fábrica. Esta vez desde su entrada principal.


Podemos observar el estado lamentable del lavadero, producido por el paso del tiempo y por los saqueos.




En estas cubas se separaban el material, se vertían los productos químicos y el material valido salia a flote.

Interruptores de control de funcionamiento de las maquinas.




Los distintos productos químicos que usaban para lavar el mineral. Los trabajadores pasaban más de ocho horas manipulando estos productos químicos, sin apenas medidas de seguridad, acarreando problemas de salud a largo plazo para los trabajadores.












Entramos a la portería, que comunicaba con las oficinas. En ellas habían montones de documentos esparcidos por el suelo. 




En esta imagen podemos ver un boletín diario de la pirita en el año 1983.




Entrada a los laboratorios.



Por el suelo nos encontramos distintos envases de productos químico.


Desde los laboratorios habían unas vistas preciosas a la bahía.


Nos encontramos una caja fuerte en el despacho principal del laboratorio.










Pruebas de material acumulado durante los años del funcionamiento del lavadero.





Exteriores del complejo.






Este tubo llevaba los vertidos al mar. En 1980 apareció el barco de Greenpace en la bahía y fueron a los tubos y se ataron en ellos, para protestar e intentar detener los vertidos al mar. Cosa que no consiguieron hasta unos años después. 



Foto extraída de la verdad.es


Hoy en día parte del pueblo, las minas y los lavaderos pertenecen a dos empresarios que le compraron las propiedades a Peñarroya. Actualmente se mantienen a la espera para desarrollar su proyecto de urbanización.

Actualmente la regeneración de la bahía sigue estancada.